El enfoque correcto de la luz que entra al ojo se produce por la actividad de dos tejidos: la córnea (enfoque grueso) y el cristalino (enfoque fino). Estos deben ser transparentes para permitir el libre paso de la luz.
Cuando el lente llamado córnea presenta alteraciones (ya sea por trauma, congénitas, infecciones) que hacen que pierda su transparencia o se deforme por queratocono, la visión se altera en forma muy importante. Es allí donde para recuperar la visión se puede realizar un transplante o injerto de córnea. En este tipo de cirugía el tejido anormal debe ser sustituido por tejido corneal sano de una persona donante.
Este tipo de cirugía se divide en 2 etapas:
Primeramente se debe retirar la cornea alterada que posee el receptor (persona enferma) y en la segunda etapa se procede al emplazamiento de la cornea donante y a la sutura de esta a los bordes del ojo receptor.